sábado, 12 de septiembre de 2015

Paranormal


Recuerdo aquella madrugada en la que no me podía dormir, me encontraba escuchando la radio, en la que estaban transmitiendo un programa en el cual contaban historias  aterradoras paranormales. Ya eran casi las 2 am,  estábamos todos ya dentro de las celdas que eran compartidas de a dos. Mi compañero  se encontraba durmiendo, estaba a muy pocos metros de mi cama. Todo estaba oscuro y la celda estaba iluminada por una pequeña luz que ingresaba desde un pasillo por la reja. Confieso que estaba con la piel erizada escuchando atentamente las historias que iban relatando; eran escalofriantes y bastantes creíbles. Quería dejar de escucharlas pero la radio no estaba a mi alcance como para poder apagarla o cambiar de sintonía. En un momento, cuentan una historia de un cura de España que tuvo mala reputación por abuso infantil y masacres inimaginables, lo detallaron físicamente  y parecía aterrador. Me pareció algo feo y decidí darme vuelta  mirando hacia la pared dándole la espalda a mi compañero, distraerme y poder dejar de escuchar. Miraba la ventana que estaba en la pared;  los árboles de afuera se movía no era una noche con viento; me parecía raro. De repente sentí  frio y el sonido de  un viento fuerte dentro de la celda, pero la ventana estaba cerrada, me asusté mucho y me envolví todo con las frazadas, pero rápidamente me sentía más aterrado por no saber qué pasaba afuera de mi escondite. Tuve que destaparme la cabeza ya que el miedo era mayor. Seguí mirando la pared y sentía que alguien estaba parado cerca de mis pies, miré de reojo y vi la figura de una persona, lo vi con una especie de túnica negra y un rosario en su cuello que brillaba bastante. Estaba como persignándose, era bastante similar a la persona que describieron en la historia que estaba escuchando. Empecé a temblar y no quería ni siquiera respirar, cambié mi mirada hacia la pared que tenía enfrente de mí mientras unas lágrimas caían de mis ojos. La radio empezó a cambiar de sintonía rápidamente y luego se apagó. De repente vi en la pared la sombra de mi compañero que  se estaba levantando, yo creí que ahí se desataría un desastre. Me paralicé, ya no entraba luz del pasillo, todo quedó en silencio, escuchaba que alguien con una voz fea hablaba o rezaba, no podía entender lo que decía. Sentí que mi compañero empezaba a caminar dirigiéndose a la esquina de la celda donde yo estaba viendo que estaba alguien, muevo lentamente mi mirada hacia él  y vi que se para enfrente y ese alguien se sacó el rosario y se lo colocó en el cuello. Seguía diciendo cosas extrañas y mi compañero empezó a elevarse hasta el techo y ahí quedo. Yo empecé a llorar pero muy bajo sin querer hacer ruido, y vi que empezaba a acercarse a mí, deseaba salir corriendo pero no podía mover ni un músculo. De pronto sentí que me destaparon fuertemente, grité muy fuerte, sentí que me apretaban el cuello y me desvanecí.

Me desperté asustado, muerto de frío, estaba destapado, miré la ventana y era de día miré rápidamente hacia la cama de mi compañero y estaba ahí acostado. Lo desperté, le quise hablar pero me dolía bastante la garganta. Le conté desesperado lo que había pasado  esa noche. Mientras se lo contaba él se levantó la remera, tenía una marca roja que rodeaba todo su cuello, nos quedamos mirando impactados. Yo empecé a gritar llamando a los empleados de seguridad pidiendo que nos saquen de ese lugar. Se acercaron desesperados por mis gritos y me piden explicaciones. Cuando se las di, no me creyeron ni un poco; me miraban enojados, pensaban que era solo excusa para salir de la celda fuera de horario, y que seguro que las marcas en el cuello fueron a causa de alguna pelea o boludez nuestra, decían que estábamos mintiendo para poder zafar y que nadie se entere lo que paso. Les dije que tenían que creerme, que no era joda y no estábamos tratando de boludearlos, que por algo tenía yo la voz así. Contestaron nuevamente que no creían nada y que yo estaba  sin voz por dormir desabrigado, me pidieron que dejara de hacer circo porque íbamos a terminar sancionados. Abrieron las celdas de todos y se marcharon sin decir nada más. Yo me sentía muy mal no creía que fue una pesadilla estaba muy seguro. Mi amigo no entendía nada y decía que no estaba convencido de mi relato. Trató de buscarle otra explicación a la marca en su cuello para asegurarse de que no había sucedió tal como se lo había contado yo.  Enojado, agarré todas mis pertenencias y me fui a otra celda. Él hizo lo mismo pero se fue a otra. Me la pasé todo el día encerrado en la celda con una sensación inexplicable, casi todos los pibes  del pabellón se acercaron pidiéndome una y otra vez que les contara lo que había pasado, algunos quedaban sorprendidos y decían que algo me creían; otros se iban riendo y diciendo que me estaba volviendo loco, yo contestaba enojado que no estaba loco y me quedaba renegando ahí. Jamás volví a aquella celda, tampoco nadie más quiso vivir en ella, hoy en día no se usa. Está desocupada… supuestamente…

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