Recuerdo aquella madrugada en la que no me podía dormir, me
encontraba escuchando la radio, en la que estaban transmitiendo un programa en
el cual contaban historias aterradoras
paranormales. Ya eran casi las 2 am,
estábamos todos ya dentro de las celdas que eran compartidas de a dos.
Mi compañero se encontraba durmiendo,
estaba a muy pocos metros de mi cama. Todo estaba oscuro y la celda estaba
iluminada por una pequeña luz que ingresaba desde un
pasillo por la reja. Confieso que estaba con la piel erizada escuchando
atentamente las historias que iban relatando; eran escalofriantes y bastantes
creíbles. Quería dejar de escucharlas pero la radio no estaba a mi alcance como
para poder apagarla o cambiar de sintonía. En un momento, cuentan una historia
de un cura de España que tuvo mala reputación por abuso infantil y masacres
inimaginables, lo detallaron físicamente y parecía aterrador. Me pareció algo feo y
decidí darme vuelta mirando hacia la
pared dándole la espalda a mi compañero, distraerme y poder dejar de escuchar.
Miraba la ventana que estaba en la pared;
los árboles de afuera se movía no era una noche con viento; me parecía
raro. De repente sentí frio y el sonido
de un viento fuerte dentro de la celda,
pero la ventana estaba cerrada, me asusté mucho y me envolví todo con las
frazadas, pero rápidamente me sentía más aterrado por no saber qué pasaba
afuera de mi escondite. Tuve que destaparme la cabeza ya que el miedo era
mayor. Seguí mirando la pared y sentía que alguien estaba parado cerca de mis
pies, miré de reojo y vi la figura de una persona, lo vi con una especie de
túnica negra y un rosario en su cuello que brillaba bastante. Estaba como
persignándose, era bastante similar a la persona que describieron en la
historia que estaba escuchando. Empecé a temblar y no quería ni siquiera
respirar, cambié mi mirada hacia la pared que tenía enfrente de mí mientras
unas lágrimas caían de mis ojos. La radio empezó a cambiar de sintonía rápidamente
y luego se apagó. De repente vi en la pared la sombra de mi compañero que se estaba levantando, yo creí que ahí se desataría
un desastre. Me paralicé, ya no entraba luz del pasillo, todo quedó en
silencio, escuchaba que alguien con una voz fea hablaba o rezaba, no podía
entender lo que decía. Sentí que mi compañero empezaba a caminar dirigiéndose a
la esquina de la celda donde yo estaba viendo que estaba alguien, muevo lentamente
mi mirada hacia él y vi que se para
enfrente y ese alguien se sacó el rosario y se lo colocó en el cuello. Seguía
diciendo cosas extrañas y mi compañero empezó a elevarse hasta el techo y ahí
quedo. Yo empecé a llorar pero muy bajo sin querer hacer ruido, y vi que empezaba
a acercarse a mí, deseaba salir corriendo pero no podía mover ni un músculo. De
pronto sentí que me destaparon fuertemente, grité muy fuerte, sentí que me
apretaban el cuello y me desvanecí.
Me desperté asustado, muerto de frío, estaba destapado, miré
la ventana y era de día miré rápidamente hacia la cama de mi compañero y estaba
ahí acostado. Lo desperté, le quise hablar pero me dolía bastante la garganta.
Le conté desesperado lo que había pasado
esa noche. Mientras se lo contaba él se levantó la remera, tenía una
marca roja que rodeaba todo su cuello, nos quedamos mirando impactados. Yo
empecé a gritar llamando a los empleados de seguridad pidiendo que nos saquen
de ese lugar. Se acercaron desesperados por mis gritos y me piden
explicaciones. Cuando se las di, no me creyeron ni un poco; me miraban
enojados, pensaban que era solo excusa para salir de la celda fuera de horario,
y que seguro que las marcas en el cuello fueron a causa de alguna pelea o
boludez nuestra, decían que estábamos mintiendo para poder zafar y que nadie se
entere lo que paso. Les dije que tenían que creerme, que no era joda y no estábamos
tratando de boludearlos, que por algo tenía yo la voz así. Contestaron
nuevamente que no creían nada y que yo estaba
sin voz por dormir desabrigado, me pidieron que dejara de hacer circo
porque íbamos a terminar sancionados. Abrieron las celdas de todos y se marcharon
sin decir nada más. Yo me sentía muy mal no creía que fue una pesadilla estaba
muy seguro. Mi amigo no entendía nada y decía que no estaba convencido de mi
relato. Trató de buscarle otra explicación a la marca en su cuello para
asegurarse de que no había sucedió tal como se lo había contado yo. Enojado, agarré todas mis pertenencias y me
fui a otra celda. Él hizo lo mismo pero se fue a otra. Me la pasé todo el día
encerrado en la celda con una sensación inexplicable, casi todos los pibes del pabellón se acercaron pidiéndome una y
otra vez que les contara lo que había pasado, algunos quedaban sorprendidos y
decían que algo me creían; otros se iban riendo y diciendo que me estaba
volviendo loco, yo contestaba enojado que no estaba loco y me quedaba renegando
ahí. Jamás volví a aquella celda, tampoco nadie más quiso vivir en ella, hoy en
día no se usa. Está desocupada… supuestamente…
Ciertamente; escalofriante!!!
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