Si pero No
Lo pienso, pero no lo digo
Lo pienso. pero no lo escribo
Lo pienso, pero no me decido
Lo pienso y no activo
Más tarde, otro día quizás
Para qué, si dudo que servirá
Tengo cosas que hacer, preciso descansar
Hay cosas que hacer, me cuesta empezar
Dany Literario
martes, 13 de septiembre de 2016
domingo, 1 de noviembre de 2015
La muchacha bella
En algunas
ocasiones trabajando en un edificio antiguo y gigante a veces mientras limpiaba
durante la medianoche cuando todo estaba ya muy tranquilo, veía pasar a una
muchacha muy bella y siempre sola, él no sabía quién era ella ni en que piso
vivía pero quería averiguarlo. Nunca se animó a hablarle ya que ella no
aparentaba querer hablar con nadie siempre caminaba mirando hacia el piso. Una
noche él estaba subiendo en el ascensor a otro piso para hacer su trabajo y
cuando frena en uno de los pisos sube ella, entra, se para dándole la espalda y
marca en el tablero el último piso, ese en el cual se sabía que no estaba en
buenas condiciones y en el que aparentemente nadie vivía. Él dudo al ver eso,
no sabía si hablarle o no, pero cuando vio que ya estaba por llegar al piso
donde debía bajar le dijo: siempre te veo muy sola, quisiera, si no tenés
compromisos, invitarte a cenar. Ella no contestó, dio un paso hacia el costado,
se abrieron las puertas, él salió y ella siguió. A los pocos días mientras él
limpiaba las paredes de mármol del hall la muchacha pasaba por ahí, él se le
acercó, la saludó y rápidamente pidió disculpas por lo que sucedió aquella
noche en el ascensor y aclaró que su intención no fue molestarla. Ella levantó
la cabeza, lo miró a los ojos y preguntó cuáles eran sus intenciones, él
sorprendido y casi paralizado por el color y el brillo de esos ojos y esa cara
angelical contestó: me gustás y me gustaría invitarte a cenar para conocernos
un poco más. Ella esquivó su mirada y avanzando lentamente dijo: no creo que
debas conocerme solo tenés que venir una noche a mi casa, que pase lo que me
gusta hacer y nada más. Quiero esa oportunidad, dijo él, aclarando que le
gustaría que no sucediera solo una noche, ella contestó que con una noche
lograría lo que pretende y le dijo que el fin de semana lo esperaría en el
último piso en el último departamento pero que nadie debía saberlo. Él,
contento, se comprometió a que no diría nada y que estaría allí esa noche.
Trató de despedirla con un beso en la mejilla, ella se corrió hacia atrás
pidiendo que no intente ningún contacto físico, que espere esa noche. Llegó la
noche acordada y allí estaba él caminando en el frío pasillo del último piso,
cuando se acercó al departamento de la muchacha vio que la puerta estaba
abierta, todo adentro estaba oscuro, solo iluminaba una vela en medio de la
mesa del comedor y allí estaba ella, se asomó a la puerta y le pidió que entre
y se ponga cómodo, mientras le contaba que se había quedado sin electricidad.
¡Qué extraño! -dijo la muchacha, avanzando
cautelosamente -¡qué puerta más pesada! La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
¿No tiene picaporte del lado de adentro?
-dijo el hombre, y ella solo lo miraba.
Bueno, ahora estamos encerrados los dos
solos.
Los dos no. Vos solo -dijo la
muchacha, pasó a través de la puerta y
desapareció.
El final de este cuento pertenece a
“Final para un cuento fantástico” del escritor A. Ireland.
miércoles, 28 de octubre de 2015
A todo o nada
Ya está, hasta
acá llegué. Hoy, cuando la ciudad se haya detenido, voy a colgarme; no aguanto
más. Estoy re podrido de todo los días lo mismo: las mismas caras, los mismos
problemas. No, ya no quiero todo eso, tengo que ponerle un fin a esta situación.
Sé que muchos van a criticarme pero para cuando lo hagan ya estará hecho. Lo
lamento mucho por ella pero sé que tampoco va a interesarle tanto, se le va a
pasar pronto el enojo. Aparte ella siempre está hablando que no le interesa
nadie más que ella y que uno tiene que encontrarle una respuesta a sus
problemas, así que si alguna vez me la cruzo y me pregunta por qué lo hice le
voy a contestar que decidí a través de sus consejos. Soy consciente de lo que
voy hacer, no miento, me da algo de culpa pero bueno ya fue, lo tengo decidido.
Hoy a la
madrugada voy a subirme a la terraza con un cable, voy a cruzar el tejido que
divide mi casa con la de la vecina y lo
voy a hacer, no creo que me lleve mucho tiempo pero tengo que ser sigiloso para
que no me escuche y arruine mi plan,
porque sé que ella duerme debajo de donde está la antena. Espero que nadie se
dé cuenta. Quisiera no tener que hacerlo pero ya estoy cansado, no tengo opción
dada mi condición de moroso y no tengo un trabajo en blanco. Además estoy
cansado de juntarme con mi grupo de amistades y que todos hablen de las novelas
que están siendo un éxito, de las nuevas películas fascinantes o de los
programas de chimentos donde siempre hay alguien a quien criticar sin que haga
falta conocerlos y más que nada, de las noticias y sus diferentes miradas
políticas, algunas muy distintas a la mía.
Ya no encuentro
otra solución. Me llevó mucho tiempo decidirlo pero la desesperación me ganó,
hoy lo hago, hoy me cuelgo del cable. Y mañana con la plata que gane vendiendo
algunas antigüedades que tengo sin usar en casa, voy a comprarme un control
remoto. No tengo uno porque solo hay cuatro canales de aire y siempre veo el
mismo, pero ahora que voy a poder disfrutar de muchísimos más canales, voy a
necesitar un control para estar como un duque en mi cama. Hoy mi vida
cambia.
miércoles, 7 de octubre de 2015
Cómplice de la injusticia
Estoy cansada, ya no quiero ser cómplice de toda esa maldad, de esa injusticia. Ya no quiero sentir sangre sobre mi cuerpo no soporto escuchar esos llantos desesperados pidiendo auxilio y piedad sin saber que nadie podrá escuchar ni ayudar en esa ocasión. Son demasiadas personas y ya me preocupa, me dan pena porque sé que no son culpables de nada, son inocentes pero el que me manipula y ellos que lo acompañan no piensan así, no tienen corazón.
Son bastantes los desaparecidos, digo desaparecidos porque así los nombran los medios de comunicación. Para mí no son desaparecidos. Yo sé dónde fueron torturados y sepultados muchos de ellos. Quisiera poder tener la oportunidad de contárselo a alguien para que se haga justicia y yo ya no sienta esta culpa pero no puedo, cada vez que me manifiesto termina lastimado alguien. Solo espero que esta persona descorazonada deje de hacerme cometer esos delitos horrorosos y que me deje descansar en el estuche que me aparta de este mundo sangriento. Todo esto ya fue demasiado para mí.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Funeral
Es un día hermoso como aquel día
cuando nos conocimos en ese parque de
diversiones un 30 de noviembre, cuando yo cumplía 17 años; vaya sí que pasaron
muchos años. Te recuerdo y recuerdo esa tarde donde sin querer volqué mi helado sobre tu vestido color blanco
con turquesa muy elegante. Quisiste matarme no sabía dónde meterme, rápidamente
me ofrecí a limpiarlo y luego nos quedamos hablando. Esa tarde cuando caía el sol, luego de ir a
comprar un copo de nieve ese que tanto te gustaba, nos dimos nuestro primer
beso arriba de un bote. Fue fabuloso
pero la tristeza apareció cuando cada uno se tuvo que marchar con su familia.
Quedamos en encontrarnos en las siguientes vacaciones, el mismo día y nos
despedimos. Pasó rapidísimo y ahí estaba yo ese día, muy contento. Ya era mayor
de edad y quería verte; pasaron largas
horas y te seguía buscando cuando, en un rincón de un patio de comida te
encontré y me acerqué estabas con una
amiga. Comimos y nos fuimos a disfrutar del día. Ahí empezó nuestra historia.
Amor, como olvidarme de vos y de todo lo que vivimos, lo recuerdo todo como si
hubiese pasado ayer. Te juro que te extraño tanto, todavía no puedo aceptar que
ya no estemos juntos. Lamento tanto esa tragedia ocurrida hace solo 5 años
cuando volvíamos del casamiento de tu hermana, reconozco que fue mi culpa por
manejar alcoholizado. Te pido perdón aunque dudo que me perdones y sé que estás
en todo tu derecho.
Aquí estamos en el cementerio,
este es el nuevo lugar donde solemos reencontrarnos, casi dos metros de tierra
nos separan físicamente pero yo te siento cerca en todo momento. Muchos
familiares y amigos nuestros te recuerdan, siempre me hablan de vos, recuerdan
la simpatía que tuviste con cada uno de ellos a pesar de que tu estado de ánimo
no fuera el mejor en ese momento. Muchas veces te visito; no podés verme pero
te cuento que lloro mucho y pienso en lo maravilloso que sería todo si no
hubiese existido esa tragedia que nos destruyó la vida a ambos. Quiero que te
quedes tranquila por todo eso que me pedís que les cuente a ellos que tampoco
forman parte de tu vida. Hoy en día, cada vez que me venís a visitar, se los
cuento, luego de que te marchás. Ellos también te visitan, te están cuidando en
cada momento y desean, lo mismo, que yo que seas fuerte, que puedas seguir con
los proyectos de vida que tenés. Sé que alguna vez vamos a poder estar juntos,
besarnos abrazarnos y ser felices como alguna vez lo fuimos pero para eso
faltan muchos años y voy a saber esperar. No quiero que el rol de viuda sea una
carga y un castigo para vos, deseo que formes esa familia que no te pude dar yo
y que puedas volver a amar como me amaste a mí, siempre voy e estar cuidándote
y guiándote por un bueno camino. No decaigas, disfrutá de la vida, es mucho
mejor que donde hoy me encuentro. Te amo, siempre te amaré y no dejaré de
hacerlo.
Posdata:
gracias por los jazmines aromatizados que me dejás cada vez que me visitás. No
me olvidé que esas flores te las regalé en nuestra cena íntima aquella noche
cuando nos comprometimos.
sábado, 12 de septiembre de 2015
Paranormal
Recuerdo aquella madrugada en la que no me podía dormir, me
encontraba escuchando la radio, en la que estaban transmitiendo un programa en
el cual contaban historias aterradoras
paranormales. Ya eran casi las 2 am,
estábamos todos ya dentro de las celdas que eran compartidas de a dos.
Mi compañero se encontraba durmiendo,
estaba a muy pocos metros de mi cama. Todo estaba oscuro y la celda estaba
iluminada por una pequeña luz que ingresaba desde un
pasillo por la reja. Confieso que estaba con la piel erizada escuchando
atentamente las historias que iban relatando; eran escalofriantes y bastantes
creíbles. Quería dejar de escucharlas pero la radio no estaba a mi alcance como
para poder apagarla o cambiar de sintonía. En un momento, cuentan una historia
de un cura de España que tuvo mala reputación por abuso infantil y masacres
inimaginables, lo detallaron físicamente y parecía aterrador. Me pareció algo feo y
decidí darme vuelta mirando hacia la
pared dándole la espalda a mi compañero, distraerme y poder dejar de escuchar.
Miraba la ventana que estaba en la pared;
los árboles de afuera se movía no era una noche con viento; me parecía
raro. De repente sentí frio y el sonido
de un viento fuerte dentro de la celda,
pero la ventana estaba cerrada, me asusté mucho y me envolví todo con las
frazadas, pero rápidamente me sentía más aterrado por no saber qué pasaba
afuera de mi escondite. Tuve que destaparme la cabeza ya que el miedo era
mayor. Seguí mirando la pared y sentía que alguien estaba parado cerca de mis
pies, miré de reojo y vi la figura de una persona, lo vi con una especie de
túnica negra y un rosario en su cuello que brillaba bastante. Estaba como
persignándose, era bastante similar a la persona que describieron en la
historia que estaba escuchando. Empecé a temblar y no quería ni siquiera
respirar, cambié mi mirada hacia la pared que tenía enfrente de mí mientras
unas lágrimas caían de mis ojos. La radio empezó a cambiar de sintonía rápidamente
y luego se apagó. De repente vi en la pared la sombra de mi compañero que se estaba levantando, yo creí que ahí se desataría
un desastre. Me paralicé, ya no entraba luz del pasillo, todo quedó en
silencio, escuchaba que alguien con una voz fea hablaba o rezaba, no podía
entender lo que decía. Sentí que mi compañero empezaba a caminar dirigiéndose a
la esquina de la celda donde yo estaba viendo que estaba alguien, muevo lentamente
mi mirada hacia él y vi que se para
enfrente y ese alguien se sacó el rosario y se lo colocó en el cuello. Seguía
diciendo cosas extrañas y mi compañero empezó a elevarse hasta el techo y ahí
quedo. Yo empecé a llorar pero muy bajo sin querer hacer ruido, y vi que empezaba
a acercarse a mí, deseaba salir corriendo pero no podía mover ni un músculo. De
pronto sentí que me destaparon fuertemente, grité muy fuerte, sentí que me
apretaban el cuello y me desvanecí.
Me desperté asustado, muerto de frío, estaba destapado, miré
la ventana y era de día miré rápidamente hacia la cama de mi compañero y estaba
ahí acostado. Lo desperté, le quise hablar pero me dolía bastante la garganta.
Le conté desesperado lo que había pasado
esa noche. Mientras se lo contaba él se levantó la remera, tenía una
marca roja que rodeaba todo su cuello, nos quedamos mirando impactados. Yo
empecé a gritar llamando a los empleados de seguridad pidiendo que nos saquen
de ese lugar. Se acercaron desesperados por mis gritos y me piden
explicaciones. Cuando se las di, no me creyeron ni un poco; me miraban
enojados, pensaban que era solo excusa para salir de la celda fuera de horario,
y que seguro que las marcas en el cuello fueron a causa de alguna pelea o
boludez nuestra, decían que estábamos mintiendo para poder zafar y que nadie se
entere lo que paso. Les dije que tenían que creerme, que no era joda y no estábamos
tratando de boludearlos, que por algo tenía yo la voz así. Contestaron
nuevamente que no creían nada y que yo estaba
sin voz por dormir desabrigado, me pidieron que dejara de hacer circo
porque íbamos a terminar sancionados. Abrieron las celdas de todos y se marcharon
sin decir nada más. Yo me sentía muy mal no creía que fue una pesadilla estaba
muy seguro. Mi amigo no entendía nada y decía que no estaba convencido de mi
relato. Trató de buscarle otra explicación a la marca en su cuello para
asegurarse de que no había sucedió tal como se lo había contado yo. Enojado, agarré todas mis pertenencias y me
fui a otra celda. Él hizo lo mismo pero se fue a otra. Me la pasé todo el día
encerrado en la celda con una sensación inexplicable, casi todos los pibes del pabellón se acercaron pidiéndome una y
otra vez que les contara lo que había pasado, algunos quedaban sorprendidos y
decían que algo me creían; otros se iban riendo y diciendo que me estaba
volviendo loco, yo contestaba enojado que no estaba loco y me quedaba renegando
ahí. Jamás volví a aquella celda, tampoco nadie más quiso vivir en ella, hoy en
día no se usa. Está desocupada… supuestamente…
Poema
Amor, a pesar de todo te confieso que es muy duro tu olvido
Amor, si siempre me imaginé contigo un futuro
amor, excluidos están mis sentimientos, de tu alma
amor, porque escondida estás sin querer sentir nada
amor, reflexiono y analizo el poder que tienes conmigo,
y tengo esperanza
amor, comprendí en qué he fallado, pero no me rindo
amor, están las ganas de otro futuro contigo
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